Entrevistamos al tatuador Diego Fernández

Diego es una persona sencilla, humilde y muy generosa. Siempre dispuesto a ayudar a los que lo necesitan. Es un artista de la pintura y sobre todo en el mundo del tatuaje con su estudio DYL Tattoo en Utrera. Él mismo ha sido su propio maestro haciendo unos tatuajes tan realistas que llegan a confundirse con la propia realidad, valga la redundancia. Ha hecho de su afición, su profesión y la clave de su éxito es disfrutar día a día con su trabajo. 

¿Cuándo empezaste en el mundo del tatuaje?
Empecé hace unos 10 años, en un estudio pequeñito a unos doscientos metros de donde estamos ahora y hasta hoy seguimos en la misma línea.

¿Cómo se tomó tu entorno cuando le dijiste que te querías dedicar a este mundo?

La verdad, algunos hermanos míos no apostaron por mí, porque decían que era algo que no tenía futuro. Ellos lo encasillaban en personas delincuentes, expresidiarios…pero muchos otros sí me apoyaron. Quiero aclarar que somos 11 hermanos. Se lo tomaron bien y me apoyaron al final.

El tatuaje como tú has dicho ha ido evolucionando como la moda. Antes eran más tribales y ahora se busca más el realismo ¿Cómo te has formado en esta técnica?

Yo es que dibujo desde pequeño y el mundo del realismo siempre me ha fascinado. La pintura con esos detalles tan precisos de llegar a confundir esos detalles con la realidad. Siempre he tirado por ahí. He sido, se puede decir, que autodidacta.

Acudes a convenciones y lleva ya varios premios en tu palmarés…

Acudo a convenciones desde hace más de 6 años y por suerte tengo 32 primeros premios a nivel nacional y 2 premios en Italia.

De estos premios, ¿cuál es el más especial para ti?

Realmente son todos, porque cuando uno presenta un trabajo, lo hace con la mayor ilusión del trabajo que se hace durante los días de la convención. Para mí, son todos importantes.

Y siguiendo con lo especial, ¿tienes algún tatuaje que por la dificultad, por la persona o por el significado siempre vas a recordar?

Para mí, es muy emotivo cuando una persona llega para que le tatúe un familiar fallecido y sobre todo cuando son niños pequeños. Estos son los más emotivos para mí. Es que todos son muy importantes, más que nada por la carga que trae esa persona que quiere hacérselo, aunque sea lo más sencillo del mundo. No hay tatuaje que por mayor volumen tenga más importancia que otro.

Eres una persona muy seguida en redes sociales, una larga lista de espera para tatuarse, personas muy conocidas han pasado por tus manos ¿cuáles son las claves de este crecimiento?

La clave es ser uno mismo. No venirte arriba, nunca hay que perder las raíces, ni perder el rumbo al que queremos llegar, ni la ilusión de hacer las cosas bien. Es hacer las cosas como tú lo harías en tu casa. Lo que no quiero para mí, no lo quiero para nadie. El boca a boca ha hecho mucho. Nunca he tenido mucha familiaridad con las redes sociales, pero el crecimiento de DYL Tattoo ha ido con el trabajo de día a día y bien hecho.

Diego, eres una persona muy solidaria. El año pasado te involucraste con el proyecto Azotea Azul y fue un gran éxito tu día de “tatuajes solidarios” y en estos momentos estás apoyando a la Fibrosis Quística. ¿Qué te motiva a llevar a cabo este tipo de eventos solidarios y a tu equipo en DYL Tattoo?

La primera idea es siempre ayudar. Yo vengo de una familia muy humilde, ya te he dicho que somos 11 hermanos. Tengo unos pilares de mi padre y de mi madre de ir siempre con la verdad por delante y ayudando siempre al vecino. Esto lo llevo yo para delante. El primer día solidario que hicimos hace 3 años a favor de unos niños con una enfermedad neurológica degenerativa. A raíz de ahí, me gustó tanto como la gente se volcaba con estas iniciativas colaborando. Por eso decidí que todos los años iba a hacer algo con alguna causa que lo merezca. Este año toca a la Fibrosis Quística. El reto es de 1000 tatuajes contando con 30 tatuadores de primer nivel, el próximo 8 de junio, aquí en las instalaciones de DYL Tattoo. Aún pueden venir a recoger su número y colaborar con esta buena causa. Y decir, que los materiales usados son de primera marca y donados por la empresa madrileña AlkimiaCente.

¿Y cuál es tu reto profesional?

No tengo un objetivo final de decir cuando llegue aquí ya tengo todo hecho, mi objetivo es el día a día haciendo trabajos buenos, de que cuando yo venga a mi estudio y lo abra haya gente con la máxima felicidad del mundo. Ese es mi reto.

¿Qué es lo que más te apasiona de tu trabajo?

El trato con la gente, el escuchar como una persona te cuenta, en un diámetro de 10×10, una historia. El conocer a una persona en poco tiempo y parece que la conoces de toda la vida. El mundo del tatuaje tiene eso, que el cliente te cuenta el porqué se hace eso. Incluso he llegado a establecer lazos de amistad. Es curioso el caso de una familia con la que tengo amistad y son de Estados Unidos. La hija se puso en contacto conmigo a través de las redes sociales y me dijo que era seguidora mía, desde que estuvo en la Base de Morón, hará unos 5 años. Se volvieron a Estados Unidos y con esa familia tengo un vínculo especial porque seguimos hablando, comentando trabajo de diferentes profesionales.

¿Has tenido algún modelo a seguir, en cuanto a tatuador?

Tengo muchísimos. Como referente hay muchos, pero yo personalmente no tengo a uno que me diga a esto es donde yo quiero llegar a hacer, porque yo tengo mi propia mano. El mundo del tatuaje se diferencia en la creatividad y no en el copia y pega. Si yo me basara en un referente siempre iría enfocado a las terminaciones tal y como él las hace. Yo busco que mi mano y cabeza se dejen fluir.

¿Y cuál es tu sello, es decir, sabes reconocer que ese tatuaje lo has hecho tú?

Mi sello es la humildad y por supuesto que reconozco mis tatuajes. Hay momentos tanto del mundo del tatuaje como del cuadro que yo he pintado, como por ejemplo los que hice de pequeño y están colgados en casa de mi madre que cuando me paro a ver el cuadro, veo pequeñas pinceladas que me transportan a ese momento. Recuerdo el ambiente cuando estaba dando esa pincelada, recuerdo la conversación que se estaba dando. En el tatuaje lo reconozco porque sólo tengo que mirarlo 2 veces para recordar esa aguja y ese momento.

Acudir a tu estudio es ir a un sitio de confianza porque trabajas con los mejores materiales que hay en el mercado. 

Esto es muy importante. Muchas personas van a sitios que no están “dados de alta” y éstos no pueden comprar, o mejor dicho, no les venden las empresas dedicadas al sector. Ellos compran por Internet en diferentes plataformas productos que no tienen la homologación requerida. Luego vienen los problemas a la hora de cicatrizar. En DYL Tattoo, trabajamos con lo mejor del mercado hasta el punto de que ya te puedes tatuar en verano y bañarte en la playa porque hay una protección que hace que puedas tatuarte hoy y mañana estar en la playa con esta protección a la hora de bañarse, pero siempre protegiéndote del sol.

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