Écija, un destino obligado que visitar

Écija es una de las localidades con más historia de nuestra ciudad. Alberga multitud de iglesias, palacios y conventos que son de visita obligatoria por sus riquezas culturales. Además sus fiestas locales atraen a turistas embaucados por su categoría de “Interés Turístico Nacional”. Es conocida como la ciudad del caballo por la cantidad de clubes hípicos y ganaderías que posee.

La historia de Écija la podemos situar en torno al siglo VIII antes de Cristo, en la civilización tartésica. Hasta la conquista romana Écija era un pequeño poblado turdetano de cabañas. El esplendor de este rincón sevillano llegó precisamente en esta época. La ciudad participó en las Guerras Civiles contra Pompeyo. Ya por aquel entonces la principal riqueza de Écija derivaba del cultivo de olivos.

La ciudad continuó siendo un foco importante a nivel cultural y religioso tras la caída del impero, en época visigoda y en época islámica. Los historiadores aseguran que los árabes destacaban la fertilidad del territorio, en el que se asentó un importante poblamiento beréber. En este periodo introdujeron los cultivos de regadío, como el algodón. Debido a esto Écija pasó a llamarse Madînat al-qutn (“La ciudad del algodón”). En 1240 Fernando III conquistó Écija y la repartió entre nobles, órdenes militares y la Iglesia.

El siglo XVIII es considerado el “siglo de oro ecijano” porque vive un esplendor de construcciones civiles y de iglesias. El casco histórico de Écija conserva uno de los mejores legados de arquitectura y arte barroco de Andalucía y, probablemente, de toda la Península Ibérica: palacios, iglesias, conventos, edificios públicos y casas-palacio que, junto a sus ricos bienes muebles y a los amplios archivos documentales, constituyen un patrimonio histórico excepcional.

Écija ofrece un amplio abanico de posibilidades culturales y festivas. Aunque, sin lugar a dudas, la fiesta más importante de Écija es la Semana Santa, declarada de “Interés Turístico Nacional”. Cada año llegan con fervor visitantes ansiosos de ver procesionar sus imágenes. Entre ellas destacan el Cristo de la Salud, talla de 1500, el Cristo de la Yedra, talla de 1630 atribuida a Juan de Mesa, el Cristo de la Expiración, talla de 1729 atribuida a Montes de Oca, el Cristo de la Sangre, obra de Gaspar del Águila de 1567, o el paso del Santo Entierro, cuya urna está realizada en madera y recubierta por finas láminas de carey con incrustaciones de plata de ley, realizada en 1711.

También os recomendamos visitar su feria de septiembre. Esta feria se ha convertido en un emblema de la ciudad, en la que Écija se transforma durante unos días para dejar paso al disfrute y buen ambiente en el real. La feria se celebra la tercera semana de septiembre.

Écija es conocida como la ciudad del caballo porque dispone de varios clubes hípicos y numerosas ganaderías y caballerizas. Asimismo cuenta con el Centro de Interpretación Audiovisual, ubicado en las Caballerizas del Palacio de Benamejí. Se trata de un espectáculo de luces y sonidos de 180 grados con siete proyectores situados en el techo que proyectan sobre las paredes de las caballerizas dos documentales de 9 minutos de duración. En ellos se repasa la historia romana y la historia ecuestre de Écija.

Sin lugar a dudas, Écija cuenta con numerosos  rincones para ver. Por ejemplo sus Iglesias, como la de La Limpia Concepción de Nuestra señora, la de Santa María, San Juan o Santiago. Cada una contiene reliquias que merecen la pena visitar. Al igual que sus conventos. El de Santa Florentina, la Merced, Las Hermanas de la Cruz o de las Teresas son de visita obligatoria. Écija también alberga diferentes palacios que deberías contemplar. Te recomendamos el Palacio de Justicia, el de Benamejí, de Peñaflor, de Santaella y la casa-palacio de los Granados.

Además, desde la página web del Ayuntamiento te ofrecen diferentes rutas y guías para conocer Écija y que no se te pase absolutamente nada que ver.

Écija cuenta con muchas curiosidades, por ejemplo, según cuentan las crónicas, el Apóstol San Pablo conoció a un Ecijano llamado Hieroteo que le habló de España y eso le trajo a este rincón, trayendo a él un bagaje de fama y portentos. Rodeado de una gran multitud predicó su doctrina en la Plaza Mayor, donde estaban las columnas de Hércules. Por otro lado, el primer Obispo de Écija, fue San Crispín al final del Siglo III, y a partir de aquí no hay memoria de ningún otro hasta el año 580, pues los árabes en su invasión sepultaron todo vestigio.

Otro dato curioso es que el ferrocarril llegó por primera vez a Écija el 19 de Septiembre de 1.873 y que la Plaza de España de esta localidad fue el primer recinto cinematográfico veraniego, donde el ingeniero D. Juan N. Díaz Custodio dio a conocer a los ecijanos el cine en el año 1.904. Por último, os recordamos  que en febrero de 1963 Écija fue protagonista de una de las mayores inundaciones conocidas, donde las aguas llegaron a alcanzar una altura de 1.50 m. en algunos puntos de nuestra ciudad.

 

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