DEL AHORRO Bolsa 2020: menos pronósticos y más estrategia

POR JAVIER FANO_RESPONSABLE DE BANCO MEDIOLANUM EN ANDALUCIA

Si diciembre es tiempo de balance, enero lo es de propósitos; marcarse objetivos es una buena práctica en casi todas las facetas de nuestra vida. Es, pues, momento de retomar anhelos pospuestos y apuntarse a Pilates, iniciar cursos de inglés, echar currículum… Son algunos clásicos.

Desgraciadamente, en demasiadas ocasiones son flores efímeras que duran unas semanas a lo sumo. Este tipo de aspiraciones, que suelen ser de medio y largo recorrido, exigen determinación y mucha constancia y no siempre estamos preparados. Por eso, aunque somos conscientes de que no hay milagros, es fácil picar en alguna de las fórmulas de “sin esfuerzo” con que nos regalan los oídos en la cuesta de enero. Está en la esencia humana buscar atajos quiméricos.

En inversión no iba a ser diferente. Cada principio de año proliferan los pronósticos que, a modo de bola de cristal, prometen ganancias que tienden a confundir a muchos ahorradores que no diferencian entre estrategias y escaramuzas. Algo que como asesor financiero me preocupa. Hagan la prueba –ya la he hecho- de poner en Google “previsiones bolsa 2020” y, ¡adivinen cuántos resultados recoge el buscador! ¡Cerca de 6 millones!

A pesar de que también es un clásico, muchos ahorradores se dejan llevar por las soluciones rápidas y eso que en la mayoría de los casos no se han esforzado demasiado en elaborar sus pronósticos. Lo más frecuente es que año tras año elucubren con revalorizaciones bursátiles entre el 5-10% en el año, lo que no es mucho decir.

Hagan una segunda prueba y pongan en Google “rentabilidades medias de la bolsa en los últimos cien años” y obtendrán unos 7 millones de resultados. Robert J. Shiller, profesor de la Universidad de Yale, analizó las ganancias anualizadas entre 1915-2015 en el S&P 500 y obtuvo el 5,53%, el 9,87% si se hubiesen reinvertido los dividendos.

A mi entender este estudio nos debe dar dos pistas:

la primera, que no hace falta ser un lince para decir que las rentabilidades de la bolsa rondarán el 5-10% sin importar el año y… la segunda, que la rentabilidad variable es una buena opción.

Pero ¡ojo! La primera no se puede tomar al pie de la letra, pues se trata de una media anual y como toda media no podemos asegurar que este año en concreto se cumpla. Además, suponiendo que la ganancia fuese de un 5% no se sabe en qué momento se cumplirá: puede que si el dinero se invierte en enero, en diciembre esté dando pérdidas y si se hubiese colocado en plena caída, quizá en marzo, se gane un 10%.

Me quedo, pues, con la segunda pista. Y eso me lleva a plantear, una vez más, que el ahorrador que aspire a tener éxito debe huir de los milagros y centrarse en una estrategia de inversión a medio y largo plazo. Una estrategia que debe adaptarse a las necesidades financieras vitales y centrarse en dos básicos: diversificación y renta variable.

El dinero se puede ganar en un año, pero también perderse. Nada lo garantiza. Sin embargo, una inversión ejecutada de forma metódica y disciplinada a largo plazo, con aportaciones periódicas, en productos de renta variable muy diversificada (por sectores, regiones y plazos) es el camino para tratar de lograr rentabilidades y minimizar riesgos.

Es lo que practicamos en Banco Mediolanum y los atajos quiméricos se los dejamos a los adivinadores de la bola de cristal.

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